Tenía hambre

me-siento-solo-ante-mucha-genteSaben!

Les contare una historia. Hubo un tiempo antes de que nacieras mi niña y cuando tú apenas eras un niño en la que tuve mucha hambre.

En ese tiempo no tenía ni un peso ni para comer. No recuerdo las circunstancias ni las razones que me llevaron a ese estado, quizás un sin número de decisiones equivocadas. El caso es que me vi en un trabajo en el que solo ganaba dinero para pagar la renta y nada más. No me quedaba un solo centavo ni siquiera para comida. En esos meses dependía enteramente mi abuela, mi hermano y mis amigos, aunque ahora que lo pienso creo que ellos no estaban al tanto de hasta que punto dependía de ellos para algo tan básico como comer, no es necesario decirles que era la primera vez que me veía en esa posición en toda mi vida adulta, pero ahí estaba.

Recuerdo que un día me levante como siempre, no sentí nada raro esa mañana, fui al trabajo donde siempre había café y tome un poco. Trabaje toda la mañana y a las doce del mediodía como todos los días me fui a la casa. Como sabemos esa es la hora del almuerzo. Sin embargo cuando llegue a la casa de mi abuela no había nada, no me guardaron nada así que me fui a mi casa y me acosté hasta las dos de la tarde que era la hora para volver a la oficina.

Volví y otra vez tome café en la oficina y me volví a concentrar en el trabajo. A las seis de la tarde salí y volví a la casa de mi abuela solo para encontrar que no me habían guardado nada para comer, otra vez. No pregunte ni dije nada a nadie y me fui a mi casa a pasar el rato.

Esa noche como todas las noches salí y me encontré con mis amigos, vimos una película, creo que nos sentamos a hablar tonterías en el malecón mirando hacia la playa y la pasamos bien haciendo nada más que hablar de cualquier cosa. A las diez y algo me fui a mi casa y creo que no pensé en que en todo el día no había comido nada más que dos cafés. Escuche música un rato, me acosté y me dormí como lo hacía todas las noches. Mi rutina no cambio en nada. Quizás por no pensarlo mucho, pero aun no tenía hambre.

Al día siguiente me levante temprano, tenía mucha hambre. Llegue a la oficina y me tome una taza de café y un vaso de agua y se me quito. Trabaje y las doce fui a casa de mi abuela y no sé porque exactamente porque pudieron pasar muchas cosas para que suceda eso, pero otra vez no me había guardado nada para comer, recuerdo que parado en la cocina frente a la nevera mire a la izquierda y a la derecha como esperando que alguien aunque allí no había nadie me hablara y me dijera que en algún lugar había algo para mí, sabía que eso no iba a pasar así que un poco desanimado me fui a mi casa y me acosté. A las dos de la tarde volví al trabajo, una taza de café, un vaso de agua y a trabajar.

Salí a las seis y como un robot no sé a qué pero volví a la cocina de mi abuela a nada, Salí y me senté afuera en la acera a mirar un poco para arriba y para abajo sin nada que ver ni nada interesante en que concentrarme. Note un ligero dolor de cabeza y decidí acostarme un poco antes que llegue la noche.

Esa noche salí y me vi con mis amigos, fuimos a la casa de una amiga y nos sentamos en su galería, hablamos y discutimos sobre varias cosas sin sentido, lo normal. Yo pasaba bien el rato, pero en el fondo de mi estaba esperando que me inviten a cenar porque tenía hambre. Pero no paso, así que me fui temprano, me despedí del grupo y aunque literalmente tenía que cruzar el pueblo para ir a la casa de mi hermano no lo pensé dos veces y fui donde él y me senté a hablar un poco, como llegue sin avisar y ya entrada la noche tenía la sensación como que estaba interrumpiendo algo, sabía que no era una hora de visita y espere lo suficiente para saber que no me iban a invitar a comer algo y cuando vi que eso no iba a pasar me fui a mi casa. Fue una caminata muy larga y estaba cansado. Se me había quitado el dolor de cabeza pero sentía que las rodillas no me funcionaban bien. En el camino a mi casa cuando estaba a mucha distancia de la casa de mi abuela, de la casa de mi hermano y de mi propia casa me dieron ganas por un instante de no seguir caminando. Quería sentarme ahí mismo en el suelo o la acera a esperar no sé qué. Pero seguí, camine y en ese momento mientras caminaba hacia donde sabía que no iba a encontrar nada para comer cuando llegue sentí desaliento, mire al cielo y recuerdo que dije; Dios, será verdad que yo me voy a volver a acostar sin comer nada?

En apariencia estaba normal, pero por dentro de mi estaba llorando, después de eso honestamente les digo que sentí esperanza aunque no se porque. Llegue a mi casa, me bañé, escuche música, y me puse a ver una película. Estaba como cuando alguien está esperando algo, todo ese rato no me pude concentrar en nada porque estaba como esperando que algo pasara y llegara comida de alguna forma milagrosa o mágica. Pero no llego. No dormí bien esa noche.

A la mañana siguiente otra vez lo mismo, café, oficina, una vaso de agua. A las doce fui donde mi abuela y nada, Salí desesperado,muy desesperado por dentro pero caminando despacio no para disimular mi estado de emergencia sino porque no tenia fuerzas para ir de prisa, fui a casa de mi hermano, él iba saliendo y hablamos poco, como yo andaba a pies y el en un motor se ofreció a llevarme al trabajo, aproveche para irme a trabajar y evitar tener que volver a caminar medio pueblo a pies a las dos de la tarde con el sol en su punto máximo. Llego las seis de la tarde y aunque tenía más de dos días sin comer no tenía hambre, sentía algo pero era algo más parecido a la nostalgia que al hambre, era como pena de mí mismo. Era como una tristeza muy espesa.  En ese momento no pensaba en la comida como algo que me saciaría, no, pensaba en la comida como si la extrañara. Era como un recuerdo vago de algo que me gustaba hacer y que ya no sabía cómo se hace. Llego la tarde y ese día alguien me llamo para que le hiciera un trabajo. Era repararle su computadora, desde que salí del trabajo no fui  donde mi abuela ni donde mi hermano, fui a trabajar donde me habían llamado. Recuerdo que cuando pude no se como terminar el trabajo me pago seiscientos pesos. Todo está en blanco en mi mente desde el momento en que recibí el dinero.

Ya entrada la noche, debían ser las nueve y algo, no se como, pero se que fue muy rápido me vi parado frente donde vendían pollos al horno y compre uno entero. Llegue a la casa y como una noche normal prendí la televisión y me puse a ver los Simpsons. Me bañé y me senté a cenar, lo más extraño es que después de casi tres días de no comer nada no tenía hambre, lo que tenía era un dolor en alguna parte del cuerpo pero no sabía decir exactamente dónde. Si recuerdo que cuando comencé a comer note que me temblaban un poco las manos. Comí y en ningún momento trate como comida como comida, comí despacio y con calma. Sentía como si me estuviera reencontrando con un viejo amigo. Cuando termine mire el plato desechable en el que había una vez un pollo, yuca y cebollas. Estaba limpio como si lo hubieran acabado de hacer, estaba inmaculado.

No como cebollas, pero esas me las comí todas, del pollo, me comí hasta los huesos. No había dejado nada en ese plato. Aún recuerdo el sabor de esa cena.

Pero saben que es lo que más pienso y más me sorprende sobre esos días?

Es que me reuní con varias personas, familia, amigos, compañeros de trabajo y gente por la calle. Y aunque estaba distraído y de vez en cuando mi voz no salía cuando intentaba hablar y tenía los ojos como empacados al vacío y la mirada perdida y pálida y caminaba lento. Durante tres días tuve un hambre agonizante, y una tristeza que me congelaba los huesos, pero a pesar de estar entré tanta gente, nadie se dio cuenta.

2 comentarios en “Tenía hambre

  1. Wao,Victor. Esos es dificil vivirlo. Yo en tu lugar lo habia dicho a alguien. Aveses nos consentramos en nuestros problemas y no notamos que podemos ayudar a otros.

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